"Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él. "
Dijo Jesús a los doce, cuando una gran multitud dejó de seguirle en Juan 6. Ciertamente hemos utilizado un sin número de métodos distintos para traer personas a Jesucristo. A corto plazo, parece que los métodos dan los resultados esperados, pero en la línea del tiempo terminan saliendo por la puerta trasera de nuestras congregaciones. Me he puesto a pensar, ¿Qué es lo que estamos haciendo mal? ¿Acaso son los métodos el problema? ¿Mi comportamiento ha afectado a algunas personas para que abandonen la iglesia? O ¿Será que estoy enseñando incorrectamente? Los métodos pueden variar según el lugar en donde uno se encuentre: tocar puertas para generar nuevos contactos, repartir volantes, colocar el local de reunión en un punto muy frecuentado, realizar actividades grupales como para casados, jóvenes, noviazgos, solteros, hasta conferencias, seminarios, campamentos, etc. Y como hemos mencionado dan frutos, pero la mayoría lo hace solo a corto plazo.
Desde mi humilde opinión, nos concentramos en que estas actividades salgan lo mejor posible que descuidamos al invitado más importante: Jesús.
Cuando la multitud seguía a Jesús según el relato de Juan. En un momento tuvieron que ser confrontados con sus palabras: “me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis.” (Juan 6.26). Las personas buscan grupos por distintas razones. Para sentirse seguros, para hacer amigos, para sentirse aceptados, y algunos para cubrir sus necesidades como los que seguían al Señor Jesús. No crea que estoy en contra de esto, es más considero que por algo la Biblia nos relaciona como una familia espiritual. La iglesia puede darnos muchas de estas cosas como: Seguridad en este mundo gracias a la Palabra de Dios, “lámpara es a mis pies tu palabra y lumbrera a mi camino” (Salmo 119: 105). También pude darnos hermanos espirituales que nos brinden sabios consejos, y cada miembro es bien aceptado como sentirse aceptado.
Entonces, ¿Por qué las personas abandonan la iglesia? He pensado en mi opinión que nos equivocamos tanto enseñando tantas doctrinas como sea posible, pero nos olvidamos que la esencia del cristianismo tiene que ver con un estilo de vida en su totalidad. Cambiar viejos hábitos siempre ha sido difícil para todos. El escritor a los hebreos dijo que: “arrepentimiento de obras muertas, la fe en Dios, la doctrina de bautismo, la imposición de manos, la resurrección de los muertos, el juicio” eran cosas de aquellos que bebían leche todavía. (Lea Hebreos capítulo 5 y 6). Pero si los pulpitos de nuestras iglesias hablaran, dirían que son los temas principales de cada domingo. El cristianismo es un compromiso no con la iglesia, sino con el Señor. Pedro dijo: ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna (Juan 6: 68).
En mi conclusión, ni la iglesia, ni mucho menos usted puede obligar a otros a seguir a Jesús. Si ellos mismos no lo desean hacerlo.
“Desde entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él". (Juan 6: 66).