“Y el mundo pasa, y sus deseo;… pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.”
1 de Juan 2:17
Este versículo presenta la siguiente premisa: El mundo físico y todo su sistema dejara de existir. Todos sabemos que al pasar los años muchas cosas van cambiando, algunas para bien y otras para mal. Los valores que nos diferenciaban de los animales como el respeto, tolerancia, dignidad, honradez entre otros, tampoco se han escapado de los cambios. El problema de las apariencias es que solo vemos lo que está ante nuestros ojos. Algo meramente externo. El pueblo de Israel eligió a un rey por su apariencia: Saúl; por la apariencia Samuel creyó que Dios elegiría a Eliab como nuevo rey, pero Dios le contesto diciendo: “No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón” (1 de Samuel 16. 6-8).
¿Qué es lo que Dios ve? Salmos 96.9. Dice: “Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; Temed delante de él, toda la tierra.” Para Dios las personas que tienen apariencia más bella son aquellas que viven según la enseñanza del Maestro, pues “obras son amores y no buenas razones.” Dios ve cosas internas del ser humano. Hechos 13.22 nos dice que el rey David fue un hombre conforme al corazón de Dios, se ha dicho y escrito mucho sobre qué cualidades tenia David para que la Biblia misma lo afirme. Pero el salmos 78 puede arrojar luz a nuestro entendimiento para conocer a David. Asaf dice en 69 versículos que el pueblo fue difícil para guiar, pero en los tres últimos versículos del capítulo, Dios eligió a David para guiar al pueblo. Y la cualidad que David poseía que atrajo los ojos de Dios fue: “La integridad de su corazón” (72) principalmente y además la habilidad de cuidar.
Parecen palabras iguales tienen connotación diferente. La honestidad es decir y actuar según lo que se crea que es correcto. Y la integridad es conservar la pureza. Ser integro es mantenerse puro aun cuando nadie nos observa. Nuestra integridad es la está en juego y siempre andamos comprometiendo. Queramos o no siempre vendemos nuestra integridad, con: dinero, placeres y satisfacción aparente. El cristiano no debería creer que la integridad sea una idea pasada de moda. La integridad es el fundamento sobre el que se construyen muchas otras cualidades como: el respeto, la dignidad y la confianza. Si la base de la integridad nuestra es débil el deber como luz del mundo será siempre imposible. Nuestro maestro dijo: Yo Soy la luz del mundo… (Juan 8.12). Él fue la persona más hermosa que el mundo pudo recibir, por eso fue blanco de la envidia. Los maestros de la ley ya habían vendido su integridad, pero la de Jesús era una perla de gran de valor.
Nada dura para siempre si no tenemos integridad. La integridad no debe confundirse con la reputación. La reputación es lo que los demás piensan de mí. Es importante estudiar la Biblia, buscar ser irreprensible, ser amoroso, ser evangelista pero nunca seremos hermosos a los ojos de Dios si le ponemos precio a nuestra integridad.