La vida está llena de cambios constantes, cambios que deben ser aceptados pues son cambios naturales.
Un niño deja de ser niño en el momento que entra a la pubertad y deja de comportarse como tal, un hombre soltero deja de comportarse como tal desde el momento que ahora comparte su vida con su esposa.
Cada cambio es bien asimilado, y pronto nos adaptamos a ellos. Las cosas del pasado, pertenecen al pasado.
Antes de convertirnos en cristianos, teníamos una vida distinta. En la Biblia hay una analogía del matrimonio que es una comparación de nuestro estado anterior, en donde estábamos unidos con el pecado, pero al morir al pecado quedamos libres para casarnos ahora con Cristo (Romanos 7).
Efesios 2:1, dice que antes estábamos “muertos en delitos y pecados”. Y cuando sabes que estás perdido y se te brinda una oportunidad de reordenar tu vida lo más lógico es que la aceptemos.
Pablo lo hizo: “No desecho la gracia” (Gálatas 2:21). Y él estuvo muy agradecido por esa oportunidad “Por esta causa doblo mis rodillas…” (Efesios 3:14-19).
“Ahora vive Cristo en mí…”; “mi Señor…”; “habite Cristo en mí…”; “ganar a Cristo”
Estos escritos reflejan el corazón del apóstol y lo que él guardaba en su corazón con respecto a Cristo. Tanto que al final de sus días dijo: “He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no solo a mí, sino también a todos los que aman su venida.…” Y también dijo que morir incluso le era ganancia (Filipenses 1:21).
Su devoción nos plantea una pregunta directa. ¿Vive Cristo también en mi cómo lo fue en Pablo? Pues, aquí tenemos algunos ejemplos de Pablo que fácilmente podemos comparar si hacemos lo mismo.
Estos son solo algunos ejemplos para pensar, si también lo estamos haciendo. Colosenses 3: 23 dice: “Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón, como para el Señor y no para los hombres;”
Filipenses. Aunque habla sobre obreros cristianos, deja en claro que algunos cristianos no aceptan el cambio “Porque todos buscan lo suyo propio, no lo que es de Cristo Jesús.” (2:21)
Entonces la reflexión es, si Cristo vive también en nosotros como lo fue para Pablo y si aceptamos ese cambio debemos hacer las mismas cosas. Y si no lo estamos haciendo pues ahora tenemos un ejemplo de algunas cosas en las que debemos ocuparnos.
¡Dios le bendiga!