La interrupción intencional de la vida antes del nacimiento no es nada nuevo. Aunque la aceptacion de los “derechos al aborto” como tema politico son cada vez más relevante en las sociedades occidentales es una cuestion reciente el "derecho al aborto"; el aborto se ha practicado desde tiempos remotos en todas las culturas.
Uno de los logros destacados de la extension del evangelio en el mundo grecorromano fue marginar de la sociedad esta práctica y su pariente cercano, el infanticidio.
En el paganismo clasico, si bien el aborto (al igual que la eutanasia) a veces se tornaba en un tema controvertido, era habitual y ampliamente aceptado.
Los médicos hipocráticos [bajo juramento] cuya visión de la medicina se basa en salvar la vida y no en quitarla, nadaban contra la corriente. La iglesia de Jesucristo se propagó en los últimos tiempos del imperio Romano como el mayor movimiento en defensa de la vida, y lo hizo al establecer patrones para la medicina, la cultura y la política pública que todavía determinan la manera de pensar de la cristiandad aun fracturada del siglo XXI.
Es probable que los lectores que buscan la palabra “aborto” en una concordancia no la encuentren, y como resultado, algunos creyentes sugieren que las Escrituras guardan silencio sobre este tema y que, por lo tanto, podemos hacer lo que nos plazca. Dicha conclusión se basa en graves tergiversaciones.
El fundamento bíblico de la prohibición total del aborto inducido está profundamente arraigado en la doctrina de la Creación del ser humano y en la encarnación del Señor Jesús.
El punto de partida para comprender la naturaleza humana desde la perspectiva bíblica es que los seres humanos fueron creados a la imagen de Dios.
Génesis 1:26-27 deja en claro que aplica a todos los miembros de la especie humana. El homo sapiens se distingue de otras especies por ser semejante a su Hacedor. De manera específica, se declara que la imagen le es dada tanto a la mujer como al hombre, al judío como al gentil, a cristianos y no cristianos, a adultos y a jovenes, y niños. A los que se encuentran en el apogeo de la capacidad humana, a los discapacitados y a los enfermos.
La imago Dei [imagen de Dios] nos hace lo que somos y está presente dondequiera que haya integrantes de nuestra especie.
Éxodo 20:13 “no matarás” aplica a todos los seres humanos desde el comienzo de la vida hasta el final. Además, este mandamiento se basa explícitamente en Génesis 9:6, donde se hace referencia a que el hombre es portador de la imagen de Dios; esta verdad se declara en el contexto del decreto de la pena capital: “El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada; porque a imagen de Dios es hecho el hombre”.
Este principio de la especie es crucial para el debate sobre los embriones humanos, dado que los investigadores han desarrollado técnicas de clonación y de fertilización in vitro que permiten utilizar embriones en laboratorios para examinarlos, con fines destructivos. La posición bíblica es definida: aquellos que son integrantes de la especie y llevan la imagen divina no deben ser asesinados.
El segundo fundamento se encuentra en la doctrina en la encarnación del Señor. El Hijo de Dios, tomó forma humana desde el comienzo de su existencia biológica. Cuando el ángel, “al sexto mes” (dato que no se refiere al calendario, sino al estado avanzado del embarazo de Elisabeth, prima de la madre de Jesús), le dice a María que concebiría de manera milagrosa, en ese instante comienza la vida humana del Hijo de Dios. Poco después, ella visita a Elisabeth y allí se produce el primer testimonio de Juan el Bautista sobre su pariente y Señor, ya que el feto de seis meses saltó en el vientre de su madre ante la presencia de Jesús en estado embrionario, de pocos días de vida (Lucas 1:39-45).
A la luz de las declaraciones de la Biblia, las numerosas referencias sobre la vida antes del nacimiento que aparecen en el Antiguo Testamento (en los profetas, en Job y especialmente en los Salmos) cobran una importancia significativa por ejemplo:
Salmos 139:13-16. "Porque tú formaste mis entrañas; Tú me hiciste en el vientre de mi madre. Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; Estoy maravillado, Y mi alma lo sabe muy bien. No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión vieron tus ojos, Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas que fueron luego formadas, Sin faltar una de ellas".
El único texto bíblico que a veces algunos presentan como argumento a favor del aborto es Exodo 21: 22 “Si algunos riñeren, e hirieren a mujer embarazada, y esta abortare, pero sin haber muerte, serán penados conforme a lo que les impusiere el marido de la mujer y juzgaren los jueces. ” Sin embargo, el pasaje habla de un castigo que se debe aplicar a un hombre que, en ocasión de una pelea, hirió accidentalmente a una mujer y la hiciera abortar.
También vale la pena mencionar que existen varias traducciones de este pasaje, pero la frase hebrea literalmente dice: “para que salgan sus hijos” en lugar de aborto espontaneo como algunas otras traducciones tienen. Además este pasaje no constituye un elemento relevante en el debate sobre el aborto intencional, dado que se refiere al homicidio sin premeditacion de un bebe que todavia no nació y no a un asesinato deliberado.
También le sugiero que lea los siguientes pasajes:
[Adaptado por Eliezer Pérez]
Cameron ha representado a los Estados Unidos en delegaciones ante la Asamblea General de las Naciones Unidas y la UNESCO, y ha participado en el diálogo EE.UU./UE Perspectivas sobre el futuro de la ciencia y la tecnología. Está en su cuarto mandato como Comisionado de la Comisión Nacional de los Estados Unidos para la UNESCO y Presidente de su Comité de Ciencias Sociales y Humanas.
Ha testificado ante ambas cámaras del Congreso, el Parlamento Europeo y el Grupo de Ética de la Ciencia y las Nuevas Tecnologías de la Comisión Europea. En 2007 fue nominado por el gobierno de los Estados Unidos para el Consejo de Derechos Humanos de la ONU como Relator Especial para el Derecho a la Salud. Nacido en el Reino Unido, estudió en las universidades de Cambridge y Edimburgo y en la Escuela de Negocios de Edimburgo